Una mala alimentación puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas, lo cual puede resultar en un mayor absentismo laboral y costos para la empresa. Según la American Dietetic Association, el 75% de los costos de atención médica están relacionados con enfermedades prevenibles, muchas de las cuales están vinculadas a la alimentación.